domingo, 8 de marzo de 2009

DEJARLO SER?



Estoy justo detrás de el, toco bocina, el semáforo esta en verde, genial, la presión se me acelera, el bendito hombre, chofer de carro publico, estacionado dejando un pasajero en plena Gómez en la misma esquina donde tengo que doblar, el parece no inmutarse en lo absoluto con el lastimoso sonido de la bocina, (quisiera que fuera mas fuerte) pero no lo es, mi carrito Toyota starlet no tiene una bocina que suene mucho que digamos, pero hago el intento por ver si el carro se mueve, pero no, ni el mas mínimo asomo de eso, miro por el espejo retrovisor y veo aquella cara de un hombre de unos 50 años, todo despreocupado del mundo, como si no tuviera otra cosa que hacer, como si nadie lo esperara en casa, hasta me parece feliz, totalmente absorto en sus conversaciones con los pasajeros, ni me mira, no se que me molesta mas, si eso o que no se moviera. Al final, respiro, me relajo, y aunque tengo esa sensación de perdedora, por no haber logrado mi objetivo, me digo a mi misma, porque la prisa? Lo que sea, puede esperar, entonces cambia la luz a verde y se mueve el destartalado carro a 60, al parecer es su estilo, y continúo con mi recorrido para llegar a casa, a mi refugio, a mi lugar favorito. Todo lo demas.... dejarlo ser, tal como es.

lunes, 2 de marzo de 2009

DE TI PARA MI..



ALABA LOS OJOS NEGROS DE JULIA
¿Eva era rubia? No. Con negros ojos
vio la manzana del jardín: con labios
rojos probó su miel; con labios rojos
que saben hoy más ciencia que los sabios.
Venus tuvo el azur en sus pupilas,
pero su hijo no. Negros y fieros,
encienden a las tórtolas tranquilas
los dos ojos de Eros.
Los ojos de las reinas fabulosas,
de las reinas magníficas y fuertes,
tenían las pupilas tenebrosas
que daban los amores y las muertes.
Pentesilea, reina de amazonas;
Judith, espada y fuerza de Betulia;
Cleopatra, encantadora de coronas,
la luz tuvieron de tus ojos, Julia.
La negra, que es más luz que la luz blanca
del sol, y las azules de los cielos.
Luz que el más rojo resplandor arranca
al diamante terrible de los celos.
Luz negra, luz divina, luz que alegra
la luz meridional, luz de las niñas,
de las grandes ojeras, ¡oh luz negra
que hace cantar a Pan bajo las viñas