
Estoy justo detrás de el, toco bocina, el semáforo esta en verde, genial, la presión se me acelera, el bendito hombre, chofer de carro publico, estacionado dejando un pasajero en plena Gómez en la misma esquina donde tengo que doblar, el parece no inmutarse en lo absoluto con el lastimoso sonido de la bocina, (quisiera que fuera mas fuerte) pero no lo es, mi carrito Toyota starlet no tiene una bocina que suene mucho que digamos, pero hago el intento por ver si el carro se mueve, pero no, ni el mas mínimo asomo de eso, miro por el espejo retrovisor y veo aquella cara de un hombre de unos 50 años, todo despreocupado del mundo, como si no tuviera otra cosa que hacer, como si nadie lo esperara en casa, hasta me parece feliz, totalmente absorto en sus conversaciones con los pasajeros, ni me mira, no se que me molesta mas, si eso o que no se moviera. Al final, respiro, me relajo, y aunque tengo esa sensación de perdedora, por no haber logrado mi objetivo, me digo a mi misma, porque la prisa? Lo que sea, puede esperar, entonces cambia la luz a verde y se mueve el destartalado carro a 60, al parecer es su estilo, y continúo con mi recorrido para llegar a casa, a mi refugio, a mi lugar favorito. Todo lo demas.... dejarlo ser, tal como es.