
En un mundo donde a cada rato pasa algo, que si sube la gasolina, el dólar, que viene visita y cerraron las calles, los tapones a la orden del día, que lloverá o habrá tormenta, que si el metro, la economía y los apagones forman parte intrínseca de este pedacito de tierra donde vivo, republica dominicana. El país que fue elegido para que yo viva, y hasta ahora la he pasado bien, no me quejo, he sabido buscarle la vuelta y enfocarme mas en otras cosas, esas que casi no se mencionan pero que me impresionan a mi, cada vez que las veo, una puesta de sol, el mar, tan amplio y azul, me fascina contemplarlo, el canto de un pajarito, la brisa antes de llover, una buena película en casa, tomar fotos, contemplar otras, un helado, unos espaguetis a la italiana como me enseño a prepararlos mi madre, compartir con los amigos, abrazar a mi hija y decirle que la amo, hablar con mis padres, ir a la iglesia, sentir a dios en mi corazón y en mi vida todos los días… esas son las cosas que pueden mas que todas las anteriores que mencione y que por encima de eso me hacen querer desear un día mas, respirar, estar viva, sentir, amar, creer, perdonar, confiar, y permitirme ser vulnerable para que me hieran o me amen tan como soy.