No dudaría un segundo en sentirme tuya, si tu corazón me lo pide, si tan solo imaginaras que vemos el mismo mar cada día, que contemplamos el mismo sol, que la misma briza que acaricia tu rustro, toca el mío. En qué extraño lugar estas, a cuantos kilómetros tu cuerpo del mío, estas tan lejos y a la vez tan cerca, casi puedo sentir tu presencia a mi lado cuando te pienso, y sonrió, y te recuerdo, con aquel amor de antaño, tan antiguo como el tiempo, tan lejanos los cuerpos y tan cerca el alma, desnuda que acaricia al pasar, en los sueños, en la mente, los pensamientos locos que no paran de jugar, conciencias paralelas que preguntan sin parar, donde estas, tan solo mi mar lleva al tuyo, y aquel cielo que en las noches nos desvela, algunas veces lleno de estrellas, otras con una luna pasajera que nos sonríe sin parar, o cuando más te extraño, cuando esta oscuro y llueve a cantaros, trayéndome ese olor a tierra mojada, que nos gusta tanto.
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