Entre tanto,
nuestras almas se buscan,
Sedientas de placer,
Ansiosas de vacíos rotos,
Y poesías calladas.
Más allá de lo efímero,
De lo perecedero,
Seguimos siendo ríos
Que desembocan en mar.
Siempre en busca de más,
De ese calor inagotable
Que nos devora al mirarnos
Y que no se apaga,
Con el paso de los años.